Reflexiones de una Semana en Senegal

Dicen que la primera semana es la más difícil hasta que te adaptas, pero si todas las semanas fueran como esta, ¡que vengan muchas más! A pesar de ser el único cooperante y estar solo, sin dominar el idioma y sin el 90% de los recursos que tengo en España, me siento genial. Nada de eso importa porque me siento útil y reconocido por la gente de aquí, y eso lo compensa todo. Siempre he dicho que soy un enfermero de pegatina, por el poco tiempo que he dedicado a esta profesión, pero ante las adversidades me crezco y todo suele salir bien. Me considero afortunado por estar donde estoy y hacer lo que hago.

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Inspiración y Nuevos Proyectos

No dejo de pensar en nuevos proyectos, y todos acaban enfocándose en este lugar. La energía y el deseo de contribuir crecen día a día. Aquí, la necesidad de recursos y asistencia es evidente, y cada pequeño esfuerzo cuenta. Cada conversación y cada interacción me inspira a seguir creando y aportando, buscando formas de mejorar la vida de las personas que me rodean.

He conocido a mucha gente aquí y todos me tratan genial. Me paran, me saludan, me invitan a comer. Los niños se me acercan, se me cogen de la mano. Hoy, mientras salía del pueblo corriendo, en unos minutos ya llevaba una cola de niños corriendo detrás de mí, llamándome “Toubab” (blanco) y pidiéndome “Tanga” (caramelos).

Conexiones y Gratitud

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Estas experiencias me han mostrado la importancia de las conexiones humanas. A pesar de las barreras del idioma y la falta de recursos, la calidez y la amabilidad de las personas hacen que cada día sea especial. La gratitud que siento por poder formar parte de sus vidas y ayudar en lo que pueda es inmensa. La reciprocidad en el reconocimiento y el cariño es un motor que impulsa cada jornada.

En resumen, esta primera semana en Senegal ha sido una montaña rusa de emociones y aprendizajes. A pesar de los desafíos, la sensación de estar haciendo algo significativo y ser parte de esta comunidad es incomparable. La vida aquí me ha enseñado que el verdadero valor de nuestra labor no se mide por los recursos materiales que tenemos, sino por el impacto positivo que podemos tener en las vidas de los demás.

Espero que esta experiencia continúe siendo tan enriquecedora como lo ha sido hasta ahora, y estoy emocionado por los futuros proyectos y las conexiones que seguirán surgiendo. Senegal ya ocupa un lugar especial en mi corazón, y cada día aquí es un recordatorio de la suerte que tengo de poder vivir esta aventura.

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