Un día en Toucar

Un domingo, no es día de trabajo en el dispensario. Dady, el profesor de español, me presentó a varias personas del pueblo. Hoy me he quedado solo en el pueblo y soy el único blanco (Tubad, así nos llaman) en 50 km a la redonda. Tengo que empezar a relacionarme y, aunque mi carácter sociable facilita esto, el idioma es una barrera, ya que la mayoría habla Wolof, el idioma de Senegal.

A media mañana, me puse las zapatillas de correr y me dirigí a Ndodk con material de cura para tratar los ojos de Bynta. Esta vez llevé suficiente agua. Al llegar a casa de Siga, fuimos a buscar a Bynta. La senté en una silla y le expliqué a Siga cómo realizar la cura de los ojos y aplicar el colirio por la mañana. Incidí mucho en los conceptos básicos de higiene, ya que son fundamentales para que las curas sean efectivas. Tras finalizar, volví corriendo a Toukar, logrando hacer ejercicio y trabajar al mismo tiempo.

Una Tarde con Amigos

Por la tarde noche, quedé con Dady, quien me invitó a su casa a cenar un bocadillo de sardinas. Antes de la cena, tomamos una cerveza en el bar de Rober. Fue una velada sencilla pero agradable, donde pude conocer mejor a Dady y disfrutar de una compañía acogedora en un entorno tan distinto al mío. Compartir una comida y una bebida con los nuevos amigos del pueblo hizo que me sintiera más integrado y comprendiera mejor su forma de vida.

Reflexiones sobre la Comunidad

Pasar un día libre en el pueblo me permitió observar y reflexionar sobre la vida cotidiana de sus habitantes. La falta de recursos y conocimientos básicos de higiene es una realidad que afecta directamente la salud y el bienestar de la comunidad. Sin embargo, también he notado una gran solidaridad y disposición para aprender y mejorar.

La experiencia de curar los ojos de Bynta me enseñó la importancia de la educación en salud. A pesar de las barreras lingüísticas, la comunicación y la enseñanza de prácticas básicas pueden tener un gran impacto. Es gratificante ver cómo pequeños esfuerzos pueden hacer una diferencia en la vida de las personas, y esto me motiva a seguir contribuyendo en lo que pueda.

En resumen, este día libre fue una mezcla de ejercicio, trabajo y socialización. Me ayudó a integrarme más en la comunidad y a entender mejor sus desafíos y fortalezas. La hospitalidad de Dady y el tiempo compartido con los habitantes del pueblo hicieron que el día fuera memorable y me dejaron con una sensación de conexión y propósito renovado.

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